El paradigma de la creación
- Pablo Maneglia
- 3 abr 2020
- 2 Min. de lectura

Cuando el mundo entró en pausa. Allí comenzaron a jugar otro juego, el que se negocia con el miedo. La economía quedó a un lado, y el hambre con la enfermedad se unieron, para sembrar terror y generar locura en una sociedad con censuras. Parecía el colapso de un mundo, y el nacimiento de otro... una crisis que obligaba a un cambio de paradigma. Somos protagonistas de una historia que quedará marcada como lo hicieron las guerras mundiales y los hitos que pusieron un punto de inflexión en la vida del mundo. Pero, por ahora, es todo desconcierto... con gusto a angustia mezclado con encierro. Contagiados versus número de muertos. Llevando todo a un contacto digital, una caricia que nadie puede alcanzar. Es entonces cuando las agencias de comunicación cobran un valor esencial, y por eso lo mejor es confiar... para unir distancias, para lograr un abrazo especial, aún sin podernos tocar. La magnitud del daño todavía no se avizora en el horizonte. Por ahora son muchas teorías pero pocas certezas. El planeta entero está en vilo, en tanto la naturaleza vuelve a respirar y se recupera un poco del daño que el humano le vino a realizar. Mientras en algún lugar un científico trabaja sin cesar para tratar de hallar la vacuna que nos venga a rescatar. La vida se reduce al minuto a minuto. Una hamaca se mueve con el viento en una plaza vacía. Los ruidos de los motores ya no forman parte de la banda sonora de una ciudad impía. Fotos de calles desiertas, un metro de distancia y una comida por día. Susurros que lleva el aire, plegarias que buscan el cielo, un beso espera guardado en un maletero. Quién sabe si el que narra este cuento es sincero. Lo que sí vemos es que es verdadero. En la vida por lo general las cosas son cuestión de tiempo, tal vez es eso lo que nos falte ahora para tener una perspectiva más clara; hacer que pase un poco más rápida la jornada, entretener la mente, engañar al estómago, regalarle una sonrisa al atardecer y robar una hora de juegos con el ajedrez. Por ahí tan sólo sea esa la enseñanza... recuperar lo básico; una mirada, una palabra, una canción, poder seguir soñando aunque cueste trabajo pasar de estación.
Hola Pablo, me alegra mucho que hayas publicado tu primer post.